Las sucias aguas del olvido - Juventud Rebelde - Diario de la juventud cubana

2022-05-21 09:53:09 By :

Sábado 21 de mayo de 2022

Hace más de cuatro años el edificio sito en Egido 517, en la Habana Vieja, sufre problemas con el suministro de agua, agudizados desde que en 2018 la Dirección Provincial de Cultura intentó reparar el inmueble contiguo, el antiguo cine Universal y los constructores rompieron una tubería de Egido 517, que desató un salidero de aguas albañales incontrolable hasta hoy.

Lo denuncian 71 vecinos del edificio encabezados por William Rojas Aguilar, quienes indican que las aguas  albañales contaminaron la cisterna de agua de Egido 517. Y la Dirección Municipal de Salud decidió cerrar la entrada del líquido. «Decisión acertada, afirman, pero la inercia de poner en función del problema a los demás órganos de dirección que tienen que ver con el asunto es nula».

Señalan que ellos, a partir de 2019 se dirigieron al consejo popular y al Gobierno y al Partido en el municipio. «Lastimosamente, expresan, en todos se ha recibido como respuesta el silencio, totalmente contrario a las indicaciones dadas por la máxima dirección del país».

Añaden que tal morosidad ha generado una precaria situación de convivencia: para acceder al agua, tienen que retornar al siglo XIX: cargarla. Y allí conviven personas enfermas y de avanzada edad. Han tenido brotes de dengue, COVID-19 y otras enfermedades. A partir del 15 de marzo de 2022, y atendiendo a esa situación, fueron visitados por personal médico del policlínico Aballí, con indicaciones precisas —previo aviso—  de hacerse análisis y vacunación.

Agregan que las molestias y disgustos «han sido generados por funcionarios que atentan contra la normal convivencia, y contradicen el sentido que nuestro Presidente ha marcado muy puntualmente, de seguir representando a nuestro pueblo; y aquel que se sienta incapaz, que ceda el paso a quien está dispuesto a asumir y ponerse delante de los problemas».

Y afirman que «los vecinos hoy afectados estamos en la mejor disposición de plasmar nuestra voluntad de cooperar y brindar nuestros esfuerzos en poner fin a esta situación».

El pasado 4 de marzo, desde La Lisa, en La Habana, Daniel Sánchez Rodríguez contó que en el edificio donde vive hacía más de un año se cayó una fase eléctrica por más de dos días. Llamó al 18888 de la Empresa Eléctrica y lo reportó. Llegó el carro de la guardia, detectaron que el problema estaba en el soterrado eléctrico, dijeron que lo reportaron a la UEB Soterrada y se retiraron.

Ese mismo día fueron otros técnicos, y sacaron un cable a tierra del edificio vecino hasta ese, e informaron que se reportó para que especialistas de Soterrada solucionaran el  problema. Y seguían así cuando escribió a esta sección.

En octubre de 2021, decía, hubo otra caída de fase. Se reportó, y cambiaron de posición la entrada de los cables en el breaker. Los vecinos insistieron en el tiempo que llevaba el cable de tierra colgado desde el otro edificio. Daniel fue a la UEB Eléctrica de La Lisa y presentó su queja. Le dijeron que buscarían solución. Y nunca llegó.  En la asamblea de rendición de cuentas del delegado en noviembre pasado, un directivo de la Empresa Eléctrica estuvo presente. Y Daniel volvió a quejarse. El funcionario se comprometió a buscar una solución. Tampoco llegó.

El 20 de febrero de 2022 de nuevo hubo una caída de fase. Daniel lo reportó por teléfono. Se presentó la guardia, y retiró la fase de 220v, dejando la de 110.

En consecuencia, decía, muchos de los vecinos que cocinan con electricidad y tienen neveras y aire acondicionado no los pueden usar. Desde ese día la turbina de agua no se encendió más, aun cuando la cisterna permanecía llena. La solución fue conseguir una extensión eléctrica, y desde un apartamento del edificio contiguo encender por poco tiempo la turbina, lo cual inevitablemente afectaría el consumo de ese vecino solidario, si no fuera porque los afectados acordaron pagarle el recibo del mes de febrero.

Y el pasado 24 de abril recibí respuesta de Mario Castillo Salas, director general de la Empresa Eléctrica de La Habana, quien afirma que el caso fue investigado por el director de la UEB Soterrada, y «se comprobó que en el edificio donde reside el cliente, la entrada soterrada al cable neutro se averió; se procedió a la normalización del esquema del inmueble, quedando resuelta la situación».

Finalmente, considera la queja Con razón y ofrece disculpas por las molestias ocasionadas a los afectados.

Agradezco la respuesta y la solución del caso. Y solo lamento que no se explicara por qué tanto tiempo con la solución «soterrada», a pesar de tantas gestiones, y a partir de lo publicado vio la luz.