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2022-09-24 07:08:50 By : Ms. Sunny Yao

La primera moto a la que se subió en su vida Emilio Froján era una Velca, la marca que él mismo fundó en 2020 con otros cuatro compañeros con los que había trabajado en una startup sueca de movilidad sostenible, VOI —uno de esos unicornios que supera los mil millones de valor—. A Froján lo contrataron para que les ayudara a desembarcar en España, pero comenzó empapándose de los procesos básicos de la empresa, soldando controladoras GPS en patinetes. Año y medio después comandaba un equipo de cien personas, entre los que estaban sus cuatro futuros socios. Fue en ese punto cuando se dieron cuenta de que estaban preparados para iniciar su propia aventura. Así nació Velca, que hoy vende mil motocicletas al año y, dentro de su ambiciosa estrategia de crecimiento, acaba de lanzarse a la producción de dos modelos de bicicleta eléctrica, la Fisterra y la Gata, llamadas así en honor de los dos cabos españoles.

Que el futuro del transporte privado urbano pasa por bicicletas y motos eléctricas es algo palmario, según afirma Sergio Soler, otro de los cofundadores de Velca, su jefe de Producto y, él sí, aficionado a las dos ruedas: “En la gran ciudad, el coche eléctrico resuelve solo la mitad del problema”. El medioambiental, no el de tráfico. “Más del 50% de los desplazamientos interurbanos los realiza una sola persona al volante y, efectivamente, un coche aparcado ocupa más o menos lo que cuatro motocicletas”, compara. Lo que estos jóvenes vislumbraron es una tendencia bien demarcada por la Unión Europea (UE), que prohibirá la fabricación de vehículos de combustión desde 2035. También acertaron con el cómo: motos de batería extraíble que cargas como el móvil y que entran por el ojo y una gran apuesta por atraer atención en redes y por la venta en línea. De hecho, esta apuesta por lo digital culmina ahora con la distribución de sus recién lanzados modelos de bicicleta eléctrica en plataformas como Correos Market para, desde aquí, llegar a un mayor rango de usuarios de todas las edades que apuesten por la movilidad sostenible.

A Froján, gallego de Caldas de Reis (Pontevedra), suele moverle una máxima: “Si ya sabes hacerlo, no lo hagas”. Es, digamos, una forma radical de someterse a un aprendizaje constante. Un talento que caracteriza a los fundadores de Velca: “Se nos da bien improvisar, movernos en un escenario cambiante”. Todo empezó, dice, de casualidad. Una amiga que trabajaba en la embajada española en Suecia telefoneó: “¿Crees que puedes ayudar a VOI?”. Froján, con vocación emprendedora, respondió afirmativamente. Conocía a Soler de haber maquinado juntos otra intentona empresarial y este, que tras una mala racha personal había decidido cerrar su estudio de diseño, decidió, junto a su cuñado César Flores, aceptar la aventura que Froján proponía. “También pasé de soldar GPS a dirigir el equipo de reparaciones, y se nos dio tan bien que acabamos impartiendo formaciones en Francia o Noruega”, cuenta con una media sonrisa Soler.

Froján veía que en las ciudades alemanas cada vez había más gente circulando en ciclomotores eléctricos, Soler y Flores, madrileños, eran moteros, así que no tardó en proponerles la idea que bullía en su cabeza. ¿Por qué no una marca española? Tenían los contactos de los proveedores en China, los conocimientos para hacer viable la fabricación y la determinación para investigar cómo tendría que ser esa marca, Velca, para adaptarse al gusto español. Y se pusieron manos a la obra.

Con el arribo de la primera veintena de prototipos, cuando apenas habían dispuesto de tiempo para tomarles fotografías y dejar lustrosa la web y los canales abiertos en redes sociales, llegó el confinamiento pandémico: “Tuvimos que alquilar un trocito de su nave a un amigo para guardarlas”, cuenta Soler. No obstante, aprovecharon ese tiempo para continuar con su labor de marketing y trabajar en nuevos productos.

“Fuimos muy cuidadosos. Por ejemplo, hicimos un estudio: Teníamos intención de desarrollar una aplicación que permitiera el cierre de la moto desde el teléfono móvil; era una inversión grande. Con él descubrimos que solo el 1% de las personas consultadas consideraba esa facilidad un valor diferencial para comprar la moto”, cuenta Froján, a lo que Soler añade: “Al final, lo que el consumidor deseaba era que la moto fuera bien calzada (para ello, llegamos a un acuerdo con Michelin para el suministro de neumáticos) y que la batería permitiera la máxima autonomía posible”. De ahí que sea precisamente en eso en lo que invierten: en que la motocicleta que hace año y medio podía circular con una carga durante alrededor de 50 kilómetros, hoy tenga configuraciones que permitan hasta el triple: “La moto eléctrica es tendencia. Este año se espera que se bata el récord de matriculaciones [de este tipo de vehículos en España], con más de 17.000″, precisa Froján.

Froján, que aunque se subió a su primera escúter a los 29 años ahora la utiliza a diario (”¡Y todavía no he tenido que pasar por taller, porque una moto eléctrica no tiene ni filtro de aire ni nada de lo que normalmente se estropea!”), cuenta que, si uno hiciera apuestas de cómo sería el cliente predilecto de ciclomotores eléctricos como los suyos, probablemente terminara dándose de bruces con la realidad. “Esperas a jóvenes, trabajadores y urbanitas. Vale, pues nuestros primeros clientes fueron jubilados y, después, personas a las que simplemente les moló la moto”. Hubo mucha gente a la que le movió el buen aspecto y las buenas referencias que de ellas daban algunos influencers que habían tenido oportunidad de probarlas, como confirma Soler.

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Pero Velca puede presumir de atesorar un hito señero. Como explica Froján: “En un mercado en el que el 89% de las motocicletas las conducen hombres, fabricamos el primer ciclomotor en la historia de España que compraron mayoritariamente mujeres, el modelo eléctrico Bora: 60% frente a un 40% de hombres”. Ligero, preciso y práctico para el día a día, aducen. Con las eléctricas, esta brecha también se reduce.

El 62% de los españoles, según la II Encuesta de Movilidad de la empresa británica de alquiler de vehículos Northgate Renting, está de acuerdo con que dejen de fabricarse vehículos de combustión a partir de 2035, la prohibición dictada por la UE. Y una gran mayoría (66%) apoyaría que se apostara por medios de locomoción ecológicamente sostenibles en las ciudades. Sin embargo, a la hora de convertir la intención en hecho y sustituir sus vehículos por otros eléctricos, sean de dos o de cuatro ruedas, lo que más preocupa, según una encuesta llevada a cabo por Aedive (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica) entre más de 3.000 asistentes a la Feria de Vehículos Eléctricos de Madrid (celebrada este año del 16 al 18 de septiembre), es, primero, el precio: son más caros. Arturo Pérez de Lucía, director general de Aedive, defiende: “Deberíamos imitar alguna de las medidas de estímulo aplicadas en Alemania, como la rebaja del IVA, o incluir la movilidad ecológica en los paquetes de ayudas, como ocurre con las subvenciones a la mejora de la eficiencia energética de una vivienda”. Y, en segundo lugar, la autonomía: ¿no me dejará tirado el coche a medio camino? La tecnología ya da respuesta segura a esa razonable duda: “Ahora ya disponemos por toda España de una red de súper cargadores de Tesla. Con ellos, uno puede parar 15 minutos a tomarse un café y tener batería para el resto del camino”, indica Pérez de Lucia.

¿Cómo se ven ellos en el futuro? Los culos inquietos de Velca que nunca van a dejar de exigirse un reto nuevo, seguir aprendiendo. Soler y Froján fruncen el ceño y meditan antes de responder: “Tenemos que crecer. Seremos tan grandes como consigamos que sea nuestra marca. Queremos traer la producción aquí, diseñar y fabricar nosotros de manera integral”. Sobre lo que venga después probablemente toque improvisar. Sin miedo. Con talento.

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